Reflexiones sobre el Dr. Watson, sus controversiales afirmaciones, y la política en la ciencia
El 25 de octubre de 2007 el Dr. James D. Watson anunció al Laboratorio de Cold Spring Harbor (CSHL) su retiró después de casi 40 años de servicio. Se especula que su retiro se precipitó después de sus recientes y controversiales declaraciones sobre que los africanos son menos inteligentes que los europeos. El Dr. Watson afirmó que él estaba "inherentemente triste acerca de las esperanzas de África" debido a que "todas nuestras políticas sociales están basadas sobre el hecho que su inteligencia es la misma que la nuestra - mientras que toda experimentación dice que no es así". Además afirmó que su esperanza era que todos fuéramos iguales pero que "la gente que ha tenido que tratar con empleados negros ha encontrado que esto no es cierto".
Estas declaraciones per se no son novedosas. Durante siglos distintas personalidades las han realizado. Más aun, políticas sociales han sido desarrolladas al respecto, en donde las razas de color han sido menospreciadas. Lo que sí es sorprendente es que un premio Nobel, y un hombre instruido en la biología molecular, más aun uno de los pilares de la biología molecular realice tales afirmaciones. Peor puede ser el hecho de que a partir de las declaraciones del Dr. Watson puedan salir "cientificos" que afirmen, como él lo ha hecho, que la inteligencia está determinada genéticamente.
Es cierto que no todos somos iguales. Pero esa utopía se viene abajo por influencia del ambiente y decisión personal mas no porque este predeterminada genéticamente. Estudios en gemelos monocigotos (ie. gemelos no mellizos, individuos que se originan de un mismo ovulo fecundado y que en consecuencia poseen exactamente el mismo genoma) han dejado en claro que si bien los genes pueden influir en la inteligencia, habilidades, enfermedades, etc.; no son determinantes fundamentales y el medio ambiente siempre podrá influir y moldear el futuro de un individuo. Así las afirmaciones sin sustento científico del Dr. Watson se vienen abajo por afirmaciones sustentadas científicamente. Algo que me sorprende no lo supiera un pionero de la idea de secuenciar el genoma humano.
Por otro lado, en 1981 el gran paleontólogo y biólogo evolutivo Stephen Jay Gould en su libro "La Falsa Medida del Hombre" estudió sistemáticamente los diversos métodos empleados a lo largo de los años para medir la inteligencia humana y afirmar la naturaleza hereditaria de la capacidad intelectual. En su libro Gould denuncia la falsedad científica de estas ideas y como ellas se desarrollaron a partir de una fé sin fundamento en el determinismo biológico. Claro Stephen Jay Gould no ganó el premio Nobel.
De que las afirmaciones del Dr. Watson son falsas y carentes de fundamento científico no queda duda. La evidencia científica acumulada a la fecha lo indica claramente. Sin embargo, me ha sorprendido leer recientemente como algunos científicos sienten que el Dr. Watson se ha convertido en una víctima. Y es que no están tan errados. El Dr. Watson cayo víctima de las fuerzas que él conjuró. Sus afirmaciones hechas al publico en general le ganaron el rechazo de la gente. Su cínica disculpa, en la cual se arrepiente de que haya sido mal interpretado pero en la que a la vez califica de irracionales a los que no aceptan la idea de que el comportamiento está predeterminado genéticamente, terminó de encender los ánimos. Pero la pregunta de muchos es ¿por que después de haber sido uno de los pilares fundamentales del CSHL este se deshizo de él como deshacerse de cualquiera? La respuesta radica en los intrincados tejidos políticos de la ciencia. Todo en el mundo se permea de la política y la ciencia no es la excepción. Todos somos -sobre todo si estamos en la cima- instrumentos de algún gobierno, universidad, o centro de investigación. Los científicos en la cima sirven para atraer nuevas colaboraciones, donativos, etc. Lo cual es bueno ya que ayuda a mantener los engranajes de la ciencia aceitados y con recursos suficientes para seguir avanzando. Desafortunadamente declaraciones como las del Dr. Watson empañan las relaciones publicas de las instituciones, en su caso del CSHL. Así el sistema termina por autocorregirse y, como vulgarmente se dice, "después de un buen servicio un mal pago". Pero ahora yo les pregunto, ¿ustedes creen que después de casi 40 años de servicio a la ciencia el Dr. Watson no sabía a lo que se arriesgaba? ¿realmente creen que él no sabía como se menean los hilos de la política en la ciencia? Hoy para muchos el Dr. Watson es un mártir que si bien como dijo una vez mi nieta Bere "es una de las formas más chafas de trascender" también como yo agregue "pero es una de las más efectivas, ¡creó una de las religiones más importantes desde hace 2000 años!".
Finalmente está el asunto de la ética y responsabilidad científicas. Como científicos tenemos la responsabilidad de meditar fríamente las declaraciones que hagamos -principalmente las hechas al público en general-. Vivimos en un mundo convulsionado. En un mundo donde los que tienen en sus manos los destinos de países y de millones de personas no son personas instruidas en el quehacer científico -algunas veces ni siquiera lo suficientemente instruidas-. Ya lo ejemplificó muy bien el Proyecto Manhattan. A pesar de la carta que diversos científicos redactaron al entonces presidente Truman, la bomba atómica fue liberada. Así me pregunto, ¿que tan dañinas pueden ser las declaraciones de un premio Nobel en la manos de un mandatario -como Bush por ejemplo- que busca pretextos para invadir países -por ejemplo, por su "incapacidad" para elegir gobernantes-?
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